Al visitar hoy las Coladas del Volcán
de San Juan, se nos va la mirada a un pequeño monumento que destaca en la zona
de Las Pincoras, entre el negro de la lava y el verde de los pinos, una Virgen
de Fátima tallada en granito blanco de 2 metros de altura y tonelada y media de
peso, contempla a todo el pueblo o todo el pueblo (en ocasiones) la contempla a
ella.
Llegó a este lugar por causalidad, que
no casualidad. La causa fue una promesa hecha por nuestro párroco de entonces,
Don Blas Santos Pérez y por los vecinos que asustados, pidieron auxilio a la
Virgen de Fátima para que la lava no llegara a la Ermita de San Nicolás ni
atravesara la zona más poblada.
Para conocer más: El Volcán se dirigió a otro lugar y el pueblo erigió un altar (I)
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